Costa Rica (CR) es uno de los países más queridos y prósperos de América Latina. Sus datos de crecimiento y la felicidad de su pueblo son envidia (de la sana) para el resto de los latinoamericanos.
De CR no escuchamos convulsiones sociales, ni problemas raciales ni ideologías totalitarias. De CR escuchamos siempre trabajo, prosperidad y felicidad.
Y con la frase “Hagamos que Costa Rica vuelva a ser el país más feliz del mundo«, el nuevo presidente de CR Rodrigo Cháves (60, economista, liberal y líder del Partido Progreso Social Democrático) que fue electo con el 52,9% en segunda vuelta siendo un verdadero outsider de la política tradicional de CR, busca consolidar ese sitial de privilegio que tiene CR en el mundo por la fuerza de su gente linda.
Pero hablemos de energía de la hermosa CR “verde”: sus fuentes de energía renovable mueven el 98% de la generación eléctrica.
CR siempre tuvo buenas cifras y siempre se destacó por ser “verde”. Vale decir por impulsar, a ultranza, una economía sustentada en generación de energía vía renovable (solar, eólica, hidro, biomasa, geotermia principalmente).
En 2015 CR tuvo su matriz energética con 98,99 % desde energía renovable. En 2016 98,21 %. En 2017 99,67 %. En 2018 98,60 %. En 2019 99,15 %. En 2020 en plena pandemia 99,79 %. En 2021 99,98 %.
Según el Índice de Competitividad Internacional 2021 (ICI), publicado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), CR se colocó como el país con la matriz eléctrica de mayor aporte renovable entre las 43 economías más importantes del mundo para generar, atraer y retener talento e inversión.
Tienen un plan estatal de Des carbonización, que incluye, entre otras medidas la promoción de la industria del hidrógeno verde; entendemos que el nuevo presidente Chaves continuará con esa política.
Las perspectivas de crecimiento de su economía para 2022, con el peso de la pospandemia, están cerca a 4%. El incremento de la industria y el comercio logrará, adicionalmente, un aumento de la demanda eléctrica en aproximadamente 1% en comparación con 2021, llegarán a consumir 11.564 gigavatios hora (GWh) (datos del Centro Nacional de Control de Electricidad de CR CENCE).
Como CR ya tiene una base sólida en su industria de generación eléctrica vía renovables no es impensable lograr una industria de hidrógeno verde. Su propio exastronauta Franklin Chang cree -y coincido con él- que en la próxima década CR “sea mucho más rico y más limpio, gracias al hidrógeno verde”.
El mismo Chang ya genera hidrógeno verde, en pequeña escala, en Liberia, Guanacaste, demostrando que el modelo funciona y es cuestión de seguir invirtiendo en CR uno de los países más sólidos, estables, liberales y democráticos de Latinoamérica.
CR tiene la tarea pendiente de electrificar su sistema de transporte y evitar el costo de aproximadamente USD 2.000 millones/anual en costear combustibles que ni siquiera los produce dentro el territorio, son fósiles y todavía “alimentan” un voluminoso parque automotor que genera CO2. Ya dieron los primeros pasos para una ruta eléctrica entre CR y Panamá dos economías latinoamericanas de primer nivel que muestran el mejor interés en cambiar su transporte.
De forma que producir hidrógeno verde sería, en opinión mía, el principal estímulo para electrificar su sistema de transporte para darle a CR el título de “verde”, que ahora ostenta desde la perspectiva de la generación de renovables, pero falta electrificar su sistema de transporte tanto privado cuanto masivo.
Para conocer el proceso de hidrógeno verde hemos conversado en anteriores columnas las bondades de tener una legislación adecuada que estimula y promueva tal industria.
Preliminarmente en CR se podría llegar a producir hidrógeno verde en 10 millones de toneladas/anual para suplir la demanda de Estados Unidos y Latinoamérica. Estados Unidos siempre va a requerir energía y la idea del presidente Biden de llevar una línea transmisión eléctrica desde Estados Unidos hasta Colombia cabalmente va en esa vía: tener acceso a nuevas fuentes de electricidad que sean verdes y el hidrógeno.
Los excedentes, además de venderlos a otras economías generará industrias de minado de cripto monedas. La energía es progreso y pensar como CR es pensar en grande.
Felicidades CR los quiero y los envidio mucho. Tienen un país de libertad. Dios bendiga a CR!

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