Boris Santos Gómez Úzqueda @BorisSGomezU
Siempre se subrayó la necesidad absoluta que Europa sea independiente en su consumo energético (producción de gas, generación de electricidad para su industria, transporte y hogares). Su alta dependencia de Rusia, especialmente del gas ruso de parte de la primera economía europea (como es Alemania) ponen en riesgo la independencia económica, geopolítica y energética de toda Europa.
Los resultados de esa ausencia de independencia se los pueden ver ahora: Rusia invade vilmente a Ucrania y Europa no mueve un dedo (al menos hasta el cierre de ésta columna) para defender a Ucrania: porque no pueden dejar de depender de la energía rusa o sencillamente tienen miedo. Dios sabrá.
Pero vamos. Hay varios expertos y analistas que dieron sugerencias de política energética europea para reducir esa bastarda dependencia de un rogue state (como es la ex Unión Soviética). Es muy grave depender del matón del barrio para el crecimiento de la economía de tu familia.
Naturalmente para tener una “receta completa” de cómo abandonar el gas natural ruso se debe hacer una impresionante corrida de ejercicios, presupuestos, proyecciones modélicas y números, donde primen inversiones privadas y públicas que permitan, en un plazo razonable, llegar a esa ansiada independencia energética. Pero vamos a ensayar alguna idea de proyección que pueda ser como una base para para tener un futuro con energía limpia, sin dependencia de esos matones de barrio.
Resulta una barbaridad que sólo 2021 la Unión Europea importó promedio 380 millones de metros cúbicos diarios (mmm3d) de gas desde Rusia, casi el 40 % de su consumo total de gas.
Un punto principal con el que coincido con el análisis de la IEA (International Energy Agency) es que no deben suscribirse más contratos con Rusia. No más contratos de compra de gas natural con Rusia. Habría que poner fecha y números. Basta de seguir firmando contratos y gastando dinero europeo en negocios con Rusia.
Para ello tener fuentes alternativas: incrementar negocios de compra a Noruega y el LNG (liquid natural gas) norteamericano. Se supone que Estados unidos va a seguir creciendo en su producción de gas (vía shale o fracking) y esas dos fuentes podrían aliviar la demanda alemana, principalmente y europea en general, para evitar el gas ruso.
La buena noticia es que Estados Unidos es una nueva potencia en producción de gas vía no convencional y continuará en ese liderazgo. Además de lograr satisfacer su demanda podría haber remanentes importantes para vender a Europa. Se calcula que Europa podría comprar de 60 a 80 bcm (billon cubic meter), desde Estados Unidos.
Siguiendo con la “nueva lógica” de dejar, en lo posible, de depender de l gas ruso y dejar de alimentar la economía militar rusa con dólares (producto de la compra de gas) viene una máxima que debe ser un esfuerzo absoluto de toda Europa: acelerar planes de inversiones en solar y eólica.
Además de cumplir metas de descarbonización y con el acuerdo de París, se liberaría a Europa de consumir volúmenes de gas en la generación eléctrica. Menos gas para la generación eléctrica y más generación vía renovable.
Más solar y más eólica son principales en reducir al compra de gas ruso
Cálculos razonables estiman que entre 2022 y 20224 habrá generación de más de 100 teravatios-hora (TWh), un aumento de más del 15% en comparación con 2021 en el mix energético europeo adicionando otros 20 TWh gracias a proyectos de infraestructura e inversiones eólicos y solares fotovoltaicos a escala. La forma de apurar éstos proyectos es reducir las normativas burocráticas y ser mucho más flexibles.
Mientras haya más generación distribuida (producir electricidad en complejos de condominios, hogares o industrias) reducirá la factura eléctrica y el consumo de volúmenes de generación, pero para ello se requiere que la nueva normativa, a los ojos de la guerra que se tiene en Europa, sea mucho más ágil, digitalizada y expedida.
Otro elemento importante en éste análisis: la nuclear. No olvidemos que recientemente Europa reclasificó en su nomenclatura de “energías verdes” a la generación eléctrica vía nuclear. Ésta es otra vía alternativa a comprar gas ruso. Más energía nuclear menos uso de gas.
Dejar de cerrar reactores. Si a alguien no le gusta la energía nuclear pues se aguanta. Es eso o seguir dependiendo de los rusos. Tenemos que ser verdes si, pero no a costa de nuestra libertad o vida. Si la nuclear nos garantiza energía algo más limpia a bajo coste y dejando de usar gas (ruso) hay que continuar con la nuclear hasta que los proyectos eólico y solares sean robustos.
Continuar esfuerzos en eficiencia energética. No es un discurso. Es una realidad. En tanto se cumplan normas de ahorro de energía, en tanto se modernicen los hogares y los edificios públicos e industrias en sus modos y formas de uso de energía habrán ahorros que contribuirán a que la electricidad sea generada 100% con fuente europea y no rusa.

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